Por Luis Antonio Garcia OlivoDenver Colorado
Estados Unidos se la debía y con base en todos los argumentos buscaría enmendar un poco de venganza tras la caída de 2019 en la final de la Copa Oro, por ello se aliaría de la polémica arbitral, el VAR y los grandes errores de México para imponerse en el desenlace de la Liga de Naciones de la Concacaf al son de 3-2 desde la casa de los Broncos de Denver.
En una edición más del Clásico regional, el duelo no desentonó, sino al contrario tuvo todos los ingredientes para ser uno de los mejores en los últimos años, ya que goles, errores y pifias arbitrales dieron forma a los más de 130 minutos en la cancha. En nivel ambas escuadras no defraudaron, jugaron con carácter y oficio ofensivo en busca de la victoria.
En gran parte del partido México jugó por nota, cual maquinaria de reloj las manecillas giraban sin problema alguno. Sin embargo, un error arbitral y la falla de Andrés Guardado desde los once pasos le dieron a los Estados Unidos el trofeo del torneo regional.
Gerardo Martino sorprendió en su alineación. Línea de cuatro en zona defensiva: Luis Rodríguez y Jesús Gallardo por las laterales. Al frente Uriel Antuna, Tecatito Corona e Hirving Lozano fueron los encargados del ataque, Henry Martín y Alan Pulido observaron desde la banca.
Los del Tío Sam tampoco se achicaron y salieron con su mejor cuadro, entre ellos sus diez referentes europeos. Christian Pulisic, campeón de la Champions con Chelsea, comandó los controles.
Así que, a temprana hora, en pleno nacimiento del encuentro, Jesús Corona mandó a guardar el primer gol, luego de que Mark McKenzie equivocó su salida y el del Porto aprovechó con zurdazo para mover las redes.
El ataque mexicano no daba tregua al vecino del norte. Héctor Herrera lanzó un centro preciso que Moreno convirtió en la doble ventaja. El festejo fue frustrado, pues el VAR canceló el gol por fuera de lugar.
Ante la sorpresa de todos, Estados Unidos aprovechó ese bálsamo para convertir la paridad junto a los grandes errores de México en pelota parada. Weston McKennie remató un tiro de esquina, el balón pegó en el poste. La defensa azteca se quedó petrificada, Guillermo Ochoa no reaccionó y Giovanni Reyna, del Dortmund, la guardó con facilidad.
Para la segunda parte, el dominio del encuentro fue compartido. El Tricolor padecía en la cancha al no tener un 9 de área y Estados Unidos engrandecía la figura de Memo Ochoa bajo los tres palos.
Y sin decir ‘agua va’, Martino llamó a Lainez a la cancha, inmediatamente el jugador del Betis desequilibró la cancha, por lo que tardó segundos en hacer la diferencia con un golazo. No obstante, y nuevamente en pelota parada, McKennie le ganó el salto a Gallardo y puso la paridad.
El 2-2 daba paso a los tiempos extra, no sin antes tomar una pausa debido al grito homofóbico de las tribunas. En los treinta minutos reglamentarios, México fue el que propuso en busca de no llegar a los penaltis.
En el último tramo, Carlos Salcedo derribó a Pulisic, el VAR llamó al silbante para revisar la jugada y se decretó penalti a favor de Estados Unidos, nuevamente el del Chelsea anotó y derivó en la expulsión del Tata debido a que explotó en las bancas.
La esperanza se asomó para México en los segundos finales, John Brooks cometió una mano, que después de varios minutos de revisión, fue marcada como penalti. El alivio estaba teñido de Tricolor, pero extrañamente Andrés Guardado falló, no apareció su acostumbrada calidad desde los once pasos y con ello abrió paso a que Estados Unidos festejara su título. Los aztecas se quedaron en la orilla de la forma más increíble y Gerardo Martino vio su primer fracaso al frente de la Selección.