Al parecer, la reforma fiscal podría intensificar algunos problemas estructurales en la industria de la tecnología, incluyendo el incremento del dominio de los cinco gigantes -Apple, Amazon, Microsoft, Facebook y Alphabet, la empresa matriz de Google- que poseen algunas de las plataformas económicas más importantes del mundo, dijo The New York Times.
Estos gigantes recibirán de inmediato amplios beneficios de la reforma fiscal. Las corporaciones multinacionales que tienen mucho dinero en el extranjero -en conjunto, Apple, Microsoft y Alphabet tienen medio trillón de dólares en efectivo- ganarán mucho dinero con esa propuesta.
De acuerdo al nuevo planteamiento, el dinero que está en otros países será gravado por única ocasión con el 15.5 por ciento, lo cual es un alivio sustancial en comparación con el 35 por ciento que las empresas tendrían que pagar si regresaran ese dinero al país de acuerdo a la ley vigente.
Ha habido cierto debate acerca de si la propuesta de ley podría afectar a las gigantes tecnológicas en el largo plazo, porque se aplicará el 10.5 por ciento a las futuras ganancias que tengan en el extranjero, reduciendo los beneficios de los que han gozado estas empresas en otros países durante la última década.
Sin embargo, Gabriel Zucman, quien estudia los impuestos y la desigualdad en la Universidad de California en Berkeley, señaló que la tasa del 10.5 por ciento podría ser mucho más baja que lo que pagarían los posibles nuevos competidores de los gigantes, que mayormente ganan su dinero en Estados Unidos, el impuesto corporativo sobre las utilidades obtenidas dentro del país, de acuerdo a la nueva propuesta, es del 21 por ciento.
Esa diferencia, asegura Zucman, “genera un escenario desigual, en donde los grandes monopolios pagarán menos impuestos que las nuevas empresas, lo cual reduciría la innovación”.
Apple, Google y Microsoft -que al igual que otros negocios importantes, aumentaron significativamente su cabildeo para impulsar la reforma fiscal- rechazaron comentar sobre la propuesta.
Aunque algunas personas de Silicon Valley piensan que los gigantes jugaron mal sus cartas con la legislación. Al tratar de obtener ventajas fiscales a corto plazo, desaprovecharon la oportunidad de defender una política que podría beneficiar más ampliamente a sus clientes, y también, mejorar su imagen.
“El que Silicon Valley no se haya involucrado en el debate de la reforma fiscal fue una grave falla de su estrategia de largo plazo”, comentó Greg Ferenstein, escritor e investigador que estudia los problemas económicos y sociales relacionados con la industria tecnológica.
“Ellos tuvieron la oportunidad de usar la reforma fiscal como una manera de solucionar la desigualdad, y esa propuesta va a aumentarla y también podría incrementar la reacción violenta del público contra esa industria”.
Esto nos lleva a un posible tsunami. Aunque muchos de los problemas estructurales de la economía son anteriores al surgimiento de estos monstruos de la tecnología durante la década pasada, las innovaciones en las que ha estado trabajando Silicon Valley -cosas como el comercio en línea, el almacenamiento en nubes, la inteligencia artificial y la digitalización generalizada de todo y todos a nuestro alrededor- son algunos de los protagonistas centrales de la historia económica de nuestra era.
Entre otras preocupaciones económicas, esas innovaciones están implicadas en el aumento de la desigualdad, la expansión de la calidad suprema en la educación y destrezas, la aniquilación y dislocación de los empleos en negocios al detalle, el incremento en la división entre lo urbano y lo rural, el aumento en los costos de la vivienda en las ciudades y en la economía “eventual” para trabajadores que manejan Ubers y rentan alguna recámara en Airbnb.
A largo plazo, existe la duda de si habrá suficiente trabajo para todos o si, como algunos han especulado, la automatización podría reemplazar a un importante número de empleados.
Algunas luminarias de la tecnología han estado obsesionadas con la idea de tener un ingreso universal básico, que consiste en darles dinero a todos para enfrentar la situación cuando los robots desempeñen todos los puestos.
Aunque eso costaría tanto como la reforma fiscal de los republicanos. Sin embargo, a diferencia de ésa, este plan solucionaría ese tsunami.