Los conocimientos y las soluciones tecnológicas para reducir la contaminación ya están disponibles. Lo que falta es estudiar y aplicar las múltiples oportunidades disponibles y aplicar políticas más integradas. Así lo ha advertido la Organización de las Naciones Unidas en el cierre de su III Asamblea de Medioambiente, celebrada en Nairobi (Kenia) del 4 al 6 de diciembre.
La cumbre se ha concluido con la firma de una declaración ministerial —la primera de este tipo— para aumentar la investigación y fomentar la elaboración, la recopilación y la utilización de datos científicos sobre la contaminación en todas sus formas, un fenómeno que cada año causa casi una de cada cuatro muertes alrededor del mundo, es decir, 12,6 millones de víctimas. El director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente tendrá que elaborar ahora un plan de aplicación, que se someterá al juicio de los países.
“Tenemos la responsabilidad de actuar con urgencia. Ya disponemos de soluciones técnicas contra la contaminación. Ahora es nuestro deber poner en marcha un camino más sostenible para el mundo”, ha destacado el presidente de la Asamblea y ministro del Medioambiente y Salud de Costa Rica, Edgar Gutiérrez-Espeleta. “Está claro que la contaminación representa una amenaza a los derechos humanos y podemos confiar solo en la ciencia para esta batalla. Aún existen muchas dudas, pero tenemos muy poco margen para equivocarnos”.
Durante la cumbre, en la que han participado más de 4.000 representantes de Gobiernos, de la sociedad civil y de empresas en la sede de ONU de la ciudad africana, se ha debatido también de la necesidad de una mayor transparencia de la información en la materia y de una mayor participación de empresas y ciudadanos. Si estos últimos no abrazan un estilo de consumo y de producción más sostenible, indica Naciones Unidas, no se alcanzarán las metas fijadas.
Los ministros se comprometieron también a la lucha contra la contaminación química, mediante la aplicación de políticas que eviten que decenas de miles de productos químicos se utilicen en objetos cotidianos y se apliquen sobre el terreno sin el debido ensayo, etiquetado o seguimiento. “Demasiadas comunidades carecen de información sobre los productos químicos y las sustancias peligrosas que usan o a que están expuestas ni tienen la capacidad para manejarlos en condiciones de seguridad”, han destacado.
Casi 17 millones de bebés menores de un año viven en zonas donde la contaminación atmosférica excede al menos seis veces los límites internacionales
Especial atención se ha dirigido a la contaminación del aire, ya que cada día, 9 de cada 10 de personas respiran aire que incumple las directrices sobre calidad de la Organización Mundial de la Salud y se calcula que más de 17.000 morirán prematuramente debido a ello. Este problema afecta de forma desproporcionada a las mujeres y niñas, bien por cocinar con combustibles sucios o por caminar mayores distancias en busca de agua potable.
María Neira, directora del Departamento de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes Sociales de la Salud de la OMS, está particularmente satisfecha con las resoluciones acordadas en Nairobi sobre ambiente y salud y sobre contaminación del aire, por sí sola responsable de la muerte de 6,5 millones de personas cada año. “Esta Asamblea ha abierto la puerta a una estrecha colaboración entre el sector de la salud y el de medioambiente”, sostiene. “Ahora necesitamos traducir las decisiones tomadas en estos días en políticas públicas, tanto nacionales como locales. Los alcaldes tienen que convertirse en nuestros mejores ministros de Salud”.
Casi 17 millones de bebés menores de un año viven en zonas donde la contaminación atmosférica excede al menos seis veces los límites internacionales, ha alertado este miércoles Unicef en el informe Peligro en el aire: cómo la contaminación del aire puede afectar el desarrollo del cerebro en los niños pequeños. Esta exposición pone en peligro su desarrollo cerebral ya que puede dañar el tejido cerebral y debilitar el desarrollo cognitivo, con consecuencias que se mantendrán para el resto de su vida. La situación es especialmente grave en Asia meridional, donde vive más del 75% (12 millones) de estos menores en riesgo.
Los participantes en la cumbre han firmado acuerdos también en la lucha contra la caza ilegal y el tráfico de productos animales entre el Este y el Sur de África y el océano Índico (la Unión Europea se ha comprometido en la inversión de 17,2 millones de euros), en el fomento de la economía verde (la UE, Finlandia, Alemania, Noruega, Suecia, Corea del Sur y Suiza aportarán 29,6 millones de euros), mientras que Chile, Sudáfrica, Omán y Sri Lanka se unieron a la cruzada liderada por la ONU contra la basura marina y la contaminación oceánica, entre otras medidas.