Cobertura especial por Luis García Olivo / Foto Omar Vega
Ni el soccer de los Estados Unidos ni menos el futbol de México sirvió para que ambas Selecciones se instalaran en los cuartos de final de la Copa América y su freno en la fase de grupos terminó por desenmascarar el fracaso total.
Ni el equipo de las Barras y las Estrellas ni menos el Tricolor pudieron hacerle frente a los cuadros de Conmebol que impusieron condiciones en sus respectivos sectores. De poco sirvió ser mayoría en las gradas, ser locales, pues los del Cono Sur hablaron en el terreno de juego.
Ni el técnico Gregg Berhalter ni Jaime Lozano pudieron leer y descifrar al rival, mover las piezas, encontrar variantes y revolucionar su estilo de juego que se pudiera traducir en goles y victorias para los suyos.
Ni Christian Pulisic ni Santiago Giménez pudieron liderar, quedaron a deber por más que llegaran con cartel europeo, sus movimientos fueron descifrados por los sudamericanos, quienes no les dieron concesiones, les apretaron en sus intentos de gol.
En consecuencia, los vecinos de Norteamérica dicen adiós antes de tiempo, pues en el papel se auguraba que podían acceder a los cuartos de final, los vecinos comparten la frontera, pero también el sentimiento de la derrota, fracaso y desilusión. El río Bravo comunica el sabor del mismo mal.
Estados Unidos culminó en tercer lugar de su sector. Arrancó con el pie derecho, derrotó a la floja escuadra de Bolivia en Arlington, pero en el segundo frente fue sorprendido por un viejo conocido de la Concacaf, Panamá los vacunó 2-1 en Atlanta y con ello, el camino a la eliminación se veía cerca y directo, solamente era cuestión de que Uruguay cristalizara la debacle que se dio en Kansas al son de 1-0. Con una victoria y dos descalabros, los del Tío Sam se quedaron con tres unidades y en el penúltimo lugar de su sector. Uruguay y Panamá avanzaron.
México no cantó mal las rancheras, su diminuta eficacia por mover las redes los eliminó. Apenas un triunfo de 1-0 contra Jamaica en Houston, una derrota ante Venezuela, que no tenía presupuestada la escuadra de Lozano, y un empate a ceros frente a Ecuador en Phoenix, le dieron forma a una eliminación que desenmascaró el fracaso del Tricolor, Jimmy y toda la directiva azteca. Cuatro unidades derivados de un triunfo, una derrota, un empate y apenas un gol le dieron forma a la peor crisis del seleccionado nacional en los últimos años. Venezuela y Ecuador se salieron con la suya.
Conclusión: La Copa América les quedó grande a las mejores Selecciones de la zona de la Concacaf, aquellas que brillan en cuanto a dólares y ganancias en el área, pero en el terreno de juego quedan a deber. Estos representativos que brillan con luz propia en el Norte, Centroamérica y Caribe, pero que más abajo del Canal de Panamá intercambian anhelos por desilusiones y fracasos.