Especial Por Luis Garcia Olivos
El pronóstico no falló y pese a que Estados Unidos tuvo un desliz frente a México en la fase de grupos, el cuadro de las Barras y las Estrella sacó a relucir su orgullo, efectividad y personalidad para frenar a Brasil y coronarse en la primera edición de la Copa Oro W.
Las norteamericanas controlaron los embates y energías de las sudamericanas para levantar la gloria con la mínima diferencia gracias a la anotación de Lindsey Horan en el agregado de la primera parte.
La capitana anotó con testarazo el gol del triunfo que puso a celebrar las abarrotadas gradas del estadio Snapdragon de San Diego.
Siempre favoritas para ganar en cada encuentro y levantar el título, EU, cuatro veces campeona mundial, puso un broche de oro a su irregular torneo con este trabajado triunfo ante Brasil.
De poco le sirvió a las Amazónicas llegar al torneo como vigentes campeonas de la Copa América, pues EU sí las pudo confrontar, no, así como México que superaron con facilidad. Las de sudamericanas vieron el fin de sus cinco victorias con las que llegaron a la cita de San Diego.
Ambas selecciones, usaron la Copa Oro W como preparación rumbo a los Juegos Olímpicos de París.
Brasil dominó la posesión de la pelota desde los primeros minutos de la contienda, pero sus ocasiones de gol no las tradujo en anotación.
A las locales les costó crear peligro, pese a contar con Alex Morgan y la joven Trinity Rodman, hija de la exestrella de la NBA Dennis Rodman.
Las anfitrionas, sin embargo, sacaron oro de su superioridad aérea al borde del descanso en una acción que comenzó con una internada por la derecha de Rodman. La extremo llegó hasta la línea de fondo, atrajo a varias defensoras y cedió atrás para Emily Fox, quien centró al área para que Horan colocara el 1-0 y definitivo marcador.
Brasil, que sólo había lanzado un disparo a puerta en la primera mitad, también reclutó para la remontada a sus figuras Geyse y Debinha, que habían comenzado el juego en el banco. Ambas protagonizaron los mejores disparos del segundo tiempo, pero sin llegar a poner en peligro la fiesta que se desató con el silbato final en San Diego. /LUIS GARCÍA OLIVO/ ESPECIAL